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Recorrer para conocer

Pastoreo en la cultura atacameña

Aunque muchos de nosotros vivamos en la ciudad, nos es imposible escapar de la naturaleza que nos rodea. Inevitablemente aprendemos a leer sus comportamientos y ciclos, a oler en el aire cuando se avecina la lluvia y a reconocer en un árbol la llegada del otoño.

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El pastor, inmerso en un paisaje puramente salvaje, tiene los sentidos entrenados para detectar eso y mucho más, siendo capaz de mantener viva y con buena salud a una tropa de animales que depende de su conocimiento del entorno.
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¿Cómo los pastores conocen tanto de su territorio?

El aprendizaje en el pastoreo, al igual que en el resto de actividades propias de la cultura atacameña, se da a través de la práctica. Es por esta razón que las familias incitan a los más pequeños a involucrarse cuanto antes en las tareas del campo, para así ganar la mayor experiencia posible antes de alcanzar la adultez y tener que encargarse de sus propios animales, que serán a la vez su principal sustento.

En el ir y venir por los caminos troperos, subiendo hasta lo alto de la cordillera y bordeando las costas del Salar de Atacama, los pastores van absorbiendo conocimiento sobre el paisaje que los rodea, aprendiendo progresivamente el nombre de cada cerro, vertiente, vega y estancia que se cruce en su camino. De la misma manera, el avance del tiempo va revelando los ciclos vitales de los animales a su cargo, permitiéndoles anticiparse a problemas fortuitos en su estado de salud, regular el tamaño de sus tropas y prepararse para hitos importantes como la época de parición.

¿Qué otras formas tenían de recorrer el territorio?

Además del pastoreo, otro motivo que tienen los atacameños para recorrer los caminos troperos de la cordillera, es para intercambiar productos con otros pueblos. Esta práctica prehispánica, también denominada caravaneo, se realizó por siglos con llamas cargadas. De manera mucho más tardía, las llamas fueron reemplazadas por burros y mulares. Actualmente, asisten a las ferias de trueque en vehículo. Este intercambio es esencial para diversificar la dieta, accediendo a productos que no están disponibles en la zona de origen.

El íntimo conocimiento que poseían los pastores atacameños de la cordillera, sus caminos troperos y sus recursos, hizo que muchos de ellos fueran empleados para arriar remesas de toros desde Salta (Argentina) hasta Calama (Chile), para abastecer de carne a las oficinas salitreras y más tarde al mineral de Chuquicamata, práctica que se desarrolló entre las décadas de 1870 y 1940.

¿Qué más aprendían los pastores recorriendo?

Cultivar una conexión profunda con el territorio entrega también a los pastores recompensas naturales, como lo son el acceso a una amplia vegetación nativa con distintos beneficios para la salud y subsistencia, que en muchas ocasiones solo pueden ser encontradas en sectores remotos. Mientras algunos arbustos sirven para hacer fuego y cocinar en medio de largos viajes, otras plantas sirven para aliviar dolores de cabeza, estómago o punas provocadas por las alturas.

¿Protegían la tierra y fauna?

Los pastores atacameños llevan muchas generaciones habitando la cordillera y desean que sus hijos y nietos puedan seguir viviendo ahí. Por este motivo, se preocupan mucho de cuidar su medioambiente. Hacen uso de los recursos naturales renovables de su territorio de una manera sustentable, sin depredarlos, lo que asegura la disponibilidad de dichos recursos para las generaciones futuras.

Los circuitos de pastoreo se caracterizan por ir adaptándose al contexto ecológico en el que se desarrollan, siendo la disponibilidad de agua y vegetación nativa un factor determinante en el desplazamiento de las tropas de ganado. Las prácticas pastoriles se basan en un vasto conocimiento de los recursos naturales y comportamiento de los animales, que incluye desde el resguardo de las aguas, hasta la protección de las crías por la presencia de pumas, zorros y cóndores. Este saber ancestral hace de la trashumancia una poderosa forma de conservación de los recursos vegetacionales e hídricos, que busca aprovecharlos sin sobre explotarlos.

Trivia

En sus viajes, los pastores también se encuentran con especies de la fauna nativa como la vicuña, el zorro, el puma, el gato andino, la vizcacha y  muchas aves, incluyendo el suri (ñandú) y la parina (flamenco). Antiguamente, solían cazar algunos  de estos animales o recolectar los huevos de ciertas aves como alimento, pero hoy en día estas prácticas se han abandonado y las comunidades están más bien abocadas a buscar formas de proteger y conservar su patrimonio natural.

Científicamente hablando...

La cultura atacameña se basa en el aprendizaje práctico, donde los más jóvenes acompañan a los mayores en sus salidas para conocer el entorno natural, aprendiendo el nombre de cada lugar y las propiedades de la flora local, este conocimiento incluye el uso de plantas medicinales para tratar diversas enfermedades y dolencias. Durante sus viajes, los pastores también se encuentran con la fauna nativa, aunque hoy en día no cazan animales y se centran en proteger y conservar el medio ambiente. Son observadores del clima y adaptan sus desplazamientos y el tamaño de sus tropas de ganado según la disponibilidad de alimento y las condiciones del entorno. Este profundo conocimiento del territorio y los recursos naturales les permite a las comunidades atacameñas mantener una conexión significativa con su entorno y aportar a conservar su patrimonio natural.
MRDH

Fuente

-Pimentel, J. (2012). Redes viales prehispánicas en el Desierto de Atacama. Viajeros, movilidad e intercambio. Tesis para optar al grado de Doctor en Antropología. Universidad Católica del Norte y Universidad de Tarapacá.
- Fotografía propiedad de Caminantes del Desierto.
- Fotografía parte de la colección particular de Ricardo Cáceres.
- Ceiteles, J. (1982). Niños en el pueblo de Talabre. Fotografía disponible en Biblioteca Nacional Digital.
- Aldunate, C. (2012). Atacama. Museo Chileno de Arte Precolombino. Ograma Impresores.
- Dibona, G. (2018). Hondas y Sogas en la Puna Atacameña. Memoria para optar al Título de Antropóloga Social, Universidad de Chile.
- D’Orcy, J. (2020). “¿A cuánto cambia?” Análisis sobre las relaciones histórico-sociales de las ferias de intercambio entre las comunidades y organizaciones atacamas/atacameñas de la Puna y Salar de Atacama (1930-2019). Tesis para optar al grado de Magíster en Antropología Social, Universidad de Tarapacá y Universidad Católica del Norte.
- Pérez de Arce, J. (1997). Caravanero atacameño. Rostros de Chile Precolombino. Museo Chileno de Arte Precolombino.
- Araneda, Y. (2017). Habitar un paisaje en movimiento. Arqueología de la Ruta Catarpe-Calama en tiempo de las remesas, Región de Antofagasta (1870-1940). Memoria para optar al título de Arqueólogo, Universidad de Chile.