El Desierto de Atacama, el más árido del planeta, se encuentra rodeado por el lado este por la Cordillera de los Andes, cadenas montañosas, cuya altura supera los 4.000 metros sobre el nivel del mar, bloquean la humedad proveniente del Océano Atlántico. Por otra parte, hacia el oeste del desierto, se ubica la Cordillera de la Costa cuyos cerros llegan hasta los 3000 metros de altura y generan una capa de inversión térmica que estabiliza el clima. Esta estabilidad es particularmente beneficiosa para la astronomía porque reduce las distorsiones atmosféricas en la luz estelar. En la Cordillera de la Costa, cerros como el Paranal, con una altura de más de 2.600 metros, presentan un clima aún más estable y propicio para la observación astronómica. Chile se destaca como uno de los principales sitios astronómicos del mundo junto a Canarias y Hawái, ya que en el 2020 el país tenía cerca del 30% de la capacidad observacional mundial y será más de la mitad proyectada con la inauguración del ELT en Antofagasta. Instituciones como el Observatorio Europeo Austral (ESO) han invertido en la región, destacando el Observatorio Cerro Paranal y su sistema de telescopios VLT, el más avanzado del mundo, responsable de importantes descubrimientos astronómicos como la existencia de un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia o la primera imagen directa de un exoplaneta tomada en 2004.